• 18 de abril de 2024 14:37

Bioparc, naturaleza en estado puro a la vuelta de la esquina

Bioparc Fuengirola es el zoo que todos los amantes de los animales queremos visitar. Unas instalaciones donde lo primero que prima es la comodidad y bienestar de los animales que allí se encuentran y un cuidado hacia ellos que hace que este zoo sea de lo mejor de Andalucía. Además, participan en el Programa Europeo de Reproducción (EEP) de algunas especies que, por desgracia, se encuentran al borde de la extinción.

Bioparc Fuengirola distribuye su espacio en cuatro hábitats, cuidados al detalle tanto en la decoración como en los aspectos naturales que recrean, ya que cada uno está acondicionado con el fin de que cada especie viva en un entorno lo más similar posible a los hábitats naturales de los que son orihundos. Estos son: Madagascar, África Ecuatorial, Sudeste Asiático e Indo-Pacífico.

Madagascar, isla del Océano Índico separada del continente africano durante 160 millones de años y cuya fauna y flora han evolucionado aisladas, dando lugar a que el 80% de sus especies sólo se encuentren en ella, es decir, son endemismos (la riqueza biológica de sus bosques sitúa a este país entre los “puntos calientes” más amenazados del planeta).

África Ecuatorial, la pluviselva menos conocida y explorada del mundo, repleta de  bosques lluviosos, y situada entre el Golfo de Guinea y las Montañas de la Luna. La componen árboles ceiba del oeste y centro del continente, con claros llamados “bai”, en la cuenca del río Congo, que son el hogar de los gorilas o del hipopótamo pigmeo.

Sudeste Asiático, el bosque más antiguo del mundo. Se extiende desde la India hasta Nueva Guinea, pasando por Indochina, Malasia y a través de una cadena de más de 20.000 islas. La componen árboles Dypterocarpus, que alcanzan los 40 m de altura, con grandes raíces que afianzan los troncos, que están cubiertos de plantas parásitas que trepan en busca de la luz; y del gigantesco tualang, el tercer árbol más alto del mundo, que alcanza fácilmente los 80 m.

Indo-Pacífico, una zona puente entre los bosques del viejo y el nuevo mundo, que une Asia con América a través de las islas del Indo-Pacifico, y presenta la rica biodiversidad de estas islas, verdaderos laboratorios de la evolución.

Traspasar las puertas de Bioparc Fuengirola supone viajar durante todo el recorrido por un pedacito de estos cuatro hábitats. Supone para el visitante un descubrimiento y disfrute de aspectos naturales poco comunes en nuestro entorno, así como una decoración cuidada al detalle y perfectamente casada con el entorno. Es un lujo poder visitar e incluso estar cerca de especies, totalmente ajenas a nuestra vivencia natural cotidiana.

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Otro aspecto llamativo son las visitas guiadas en las que explican, minuciosamente, todo lo que debemos saber de cada una de las especies y sus entornos, incluso se puede interactuar con algunas de ellas, como por ejemplo, los lémures. La visita a este hábitat comienza por atravesar el interior del árbol “baobab” (una proeza arquitectónica, integrada en el entorno), uno de los árboles artificiales más grande del mundo. Los árboles baobab tienen gigantescos troncos y las ramas desnudas, hasta que llega la época de floración, cuando se cubren de un delicado manto de flores blancas y colgantes, que dan el fruto dulce llamado “pan de mono”. Estos árboles se pueden encontrar en África, Madagascar y Australia.

Foto: Bioparc
Foto: Bioparc

A continuación aparece ante los ojos un espacio natural repleto de los simpáticos y curiosos lemures. Una experiencia para no perderse. Eso sí, aunque estén muy cerca y ellos mismos toquen a los visitantes y jueguen con todo aquello que le llame la atención en el visitante, no está permitido tocarlos, porque en Bioparc, cuidan mucho el mantener a las especies más cerca de su estado salvaje natural, que de la domesticación por el contacto con las personas, para que se encuentren dentro de su forma de vida lo más posible.

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Podrán ver a los flamencos, unas aves muy peculiares y con un toque de color distintivo. La sorprendente visita a los cocodrilos del Nilo. Sorprendente porque se pueden ver a ras de tierra y a muy poca distancia, gracias a la simple pero efectiva separación de un cristal, una observación fascinante y que realmente impresiona.

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Foto: Bioparc

A continuación, la visita prosigue viendo aves de tamaño más pequeño, pero no por eso menos espectaculares, como el Ansar Indio, Anade Pico Limón, Ave Fría Militar, Cerceta del Cabo y Cerceta Hotentota. También encontrarán a las simpáticas Suricatas (o suricatos), mangostas sociales de hábitos diurnos que viven en amplias madrigueras y en grupos de 15 ó 20 individuos, con varias parejas reproductoras. Mientras el grupo sale a buscar alimento, siempre hay algún centinela velando por la seguridad de todos.

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Llegarán al África Ecuatorial, donde los Gorilas de Costa les dejarán con la boca abierta tanto por su tamaño como por el entorno donde viven y los felinos, que les cautivarán con su inteligente mirada, su aire salvaje y su maravilloso pelaje. Podrán ver a los Tigres de Sumatra y el esmerado complejo donde están ubicados, además del Leopardo de Sri Lanka, cuyo pelaje es un camuflaje que lo hace prácticamente invisible entre la hierba y la maleza del bosque.

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Siguiendo el sendero del zoo, encontrarán a los Chimpancés, otros primates de tamaño más pequeño, como los Monos de Brazza, Talapoin Norteño, Gibon de Mejillas Doradas, Colobo Kikuyu y los Orangutanes de Borneo, todos conviviendo en un entorno adecuados para ellos. Un paseo que no les dejará indiferentes. Un poco más allá, el Hipopótamo Pigmeo, animal solitario que suele vivir a lo sumo en pareja y cuya esperanza de vida por la gran deforestación de su hábitat, depende de la cría en cautividad del programa EEP, mencionado al inicio de este artículo.

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Y más allá encontrarán la zona Indo-Pacífico, donde les espera el Dragón de Komodo, de 3 metros de longitud, 150kg de peso y una mordedura tóxica y venenosa; lagartos, serpientes y las Tortugas  Galápagos, tortugas terrestres que pueden llegar a pesar 350 Kg y vivir más de 150 años.

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Foto: Bioparc

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Pero, por mucho que les contemos y les describamos todo el recorrido y lo que abarca el parque, es mejor verlo y sentirlo en vivo y en directo, la magia de estar rodeados de hábitats tan diferentes a los habituales de nuestro entorno, sumado a lo fascinante de ver a especies tan lejanas a la fauna local, impacta y sorprende muy gratamente. Vayan con tiempo, es una visita recomendable 100%.

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