• 20 de abril de 2024 10:43

A la infancia le faltan vitaminas

La infancia es una etapa en la que es fundamental, que el niño o niña cuente en su organismo con los nutrientes esenciales necesarios para un desarrollo sano y fuerte, para una tener una salud mental y física óptima, que será su pilar más importante para desenvolverse y desarrollarse en el resto de sus etapas vitales.

Un estudio reciente de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sostiene que la dieta de los niños europeos en esta franja de edad (la infantil) no es tan equilibrada como sería deseable para un adecuado crecimiento; además de manifestar que los niños europeos entre 1 y 4 años, no alcanzan las ingestas recomendadas de nutrientes esenciales como el hierro, la vitamina D y los ácidos grasos poliinsaturados (omega3), en una etapa que es fundamental para el crecimiento y la maduración neurológica.

La experta en endocrinología pediátrica y nutrición, Cristina Campoy (que además es doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada, donde también ejerce de profesora del Departamento de Pediatría), coordina el Proyecto Europeo Nutrimenthe, que ha estado estudiando en los últimos años a más de 25.000 niños, con el objetivo de investigar el efecto de la nutrición precoz sobre el desarrollo neurológico y el rendimiento mental en la infancia.

Este proyecto resalta que el 96% de los niños y niñas ingieren una cantidad mayor de la recomendada de grasas saturadas, azúcares y de proteína de origen animal, por lo que la ingesta energética total es más alta. Esto conlleva un incremento de las tasas de sobrepeso y obesidad de los niños españoles, con respecto a otros niños de la Unión Europea.

Cristina Campoy comenta: “sabemos que los niños españoles toman más proteínas que los alemanes o húngaros y consumen una dieta más hipercalórica porque comen más volumen de alimento pero, sin embargo, somos el país donde no existe una ingesta adecuada para las recomendaciones de hierro a pesar de la ingesta de proteínas elevada” y recomienda que “hay que darles comidas con hierro de origen vegetal y animal, como los potajes de las abuelas. Y vitamina C que favorece la absorción del hierro. El hierro de origen animal se absorbe en un 25%, mientras que el vegetal solo en un 5%. Habría que combinar los alimentos de tal forma que favoreciéramos esa absorción: legumbre, un filetito y zumo de naranja”. Además, indica la necesidad de acostumbrar a los niños y niñas al sabor del pescado desde pequeños, para que así se beneficien de las propiedades nutricionales de estos alimentos, haciendo hincapié en los ácidos omega 3 que se obtienen del pescado azul.

De hecho, esas tasas altas de obesidad infantil española frente a las europeas, las confirma un estudio español que ha investigado a 161 niños españoles, alemanes y húngaros de 4 años para comparar sus diferencias dietéticas y cuyos resultados indican que un 100% de los niños españoles no alcanzan las recomendaciones de vitamina D; un 64% las de hierro; y un 40% las de ácido fólico para su edad y sexo.

Indicaciones de la doctora y experta en endocrinología pediátrica, Cristina Campoy:
-Consumo de Vitamina D: Durante el primer año de vida los niños deben consumir 400 UI de vitamina D y 600 UI a partir del segundo año. Los principales alimentos que aportan vitamina D son la leche, el huevo, el pescado, la fruta y la verdura.
-Consumo de Leche para el calcio y vitamina D: Lo ideal son dos vasos de leche al día, no pasar de los 500 mililitros, ya que más cantidad podría interferir en la absorción de otros nutrientes. “Un niño no necesita tomar un litro de leche al día”, advierte la pediatra.
-La ingesta de nutrientes esenciales debe ser la adecuada porque no solo afectan al crecimiento, sino a la maduración neurológica ya que es el momento del aprendizaje, en especial del lenguaje, y de la socialización del pequeño.

La recomendación es, una vez más, cuidar y proteger la infancia para que los niños y niñas crezcan y se desarrollen sanos y fuertes, tanto mental como físicamente. Los padres y/o educadores han de hacer hincapié en una alimentación saludable, equilibrada y rica en alimentos variados, así como en hacer del momento del desayuno, almuerzo y/o cena, una situación y un tiempo de bienestar familiar, en el que se compartan los alimentos, para que reducir el rechazo a la comida de los pequeños.

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